Temple

por - septiembre 20, 2017

Extrañaba andar por estos lares, han pasado muchas cosas en estos días, semanas, meses, cosas increíbles.


Me encuentro en un momento en el cual no pensé estar nuevamente, tratando de controlar todo lo que siento, manejar emociones y no sucumbir ante el caos que asecha mi vida constantemente.

Remembranzas llenas de júbilo que en su momento pudieron resultar buenos recuerdos, mas ahora solo es un trago amargo, muy amargo.

Es momento de cambiar algunas cosas, y muchos problemas por resolver, todo siempre manteniendo la calma, lo sé, no tiene mucha coherencia todo lo que estoy escribiendo en este momento, pero los que han leído mis posts anteriores sabrán a que me refiero, para resumir, no pienso caer una vez más en el círculo vicioso depresivo que me atormenta.

Las personas son muy diferentes, en su obrar y pensar, no todos tienen la misma capacidad para comprender lo que a simple vista es incomprensible, tratar de lidiar con ellas puede resultar toda una Odisea pero con tanto tiempo sumergido en el lodo descubrí como darle fin y muerte al colérico individuo que todos llevamos dentro, temple.

La paciencia es una gran virtud dice la mayoría, pero seamos francos, casi nadie es capaz de mantener su nivel de tolerancia tan elevado ni poder soportar los bombardeos e improperios del prójimo.

El temple debería considerarse un arte ya que es una miscelánea de conocimientos, axiomas y procedimientos a seguir para que una conversación amena no se convierta en una riña interminable por tratar de obtener el trofeo, en este caso la razón.

No vengo a decir "se paciente" sino más bien a contarte que la única forma que podrás forjar tu Temple de Acero es introduciéndote en lo mas profundo del fango para poder hallar en base a las experiencias lo que tanto estas anhelando.

Antes de asesinar esta publicación te dejaré una interrogante que será el primer paso en el camino hacia el precioso baño de temple.

¿Eres tolerante?



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